El pasado jueves 18
de diciembre de 2014, se celebró una asamblea, de la iniciativa Ganemos Getafe,
que ha supuesto un punto en su proceso. Determinar si es un punto y
seguido, un punto y aparte o un punto final está aún por ver. De momento no se
ha convocado un nuevo encuentro. El suceso que ha llevado a esta situación, ha
sido el proceso de decisión sobre la forma jurídica. Al no llegar a una fórmula
de consenso, se procedió a una votación con el siguiente resultado: 27 votos a
favor de Agrupación de electores; 45 votos a favor de Coalición electoral; y 3
abstenciones. Por lo tanto, no se ha podido tomar ninguna decisión puesto que
ninguna de las alternativas ha conseguido alcanzar el 75% de los votos
estipulado.
El primer aspecto
que llama la atención es ¿participación sólo de 75 personas después de
una media de más de 100 personas por
asamblea? Por supuesto, el resultado no es nada representativo ni del proceso,
ni del sentir. Y aquí aparece el segundo aspecto que llama la atención, si supuestamente
ante una toma de decisión se debería seguir hacia adelante con un peso menos,
¿qué ha pasado? ¿Por qué no es ése el sentir generalizado?
Aún sin una
perspectiva de tiempo y sin pararme mucho a analizar, puesto que aún no he
asimilado qué ha ocurrido, me atrevo a destacar una causa muy determinante en
esta breve historia: ha sido imposible llegar a un objetivo común porque no
partíamos de ningún objetivo común. Desde la primera convocatoria (14 de
octubre) ya se percibía que la cosa iba mal porque las interpretaciones de lo
ocurrido fueron demasiado dispares. Este hecho se ha repetido una asamblea tras
otra. Sin entrar a valorar si estas diferencias en las visiones eran tales o si
eran infundadas para crear confusión, el hecho es que no ha facilitado que se
entendiese como una alternativa conjunta e ilusionante.
Personalmente he
percibido que de forma general existían ganas sinceras de que la confluencia
fuera una realidad. ¿Qué ha pasado entonces? Es imposible determinar una sola
causa, o una lista concreta de varias, puesto que no hemos sido capaces de
habilitar los espacios adecuados para que podamos expresarnos, debatir y
reflexionar colectivamente. Aspectos, éstos, imprescindibles para poder
entendernos y diseñar un camino y una meta que poder compartir.
¿Podría haber sido
viable combinar las prisas que impone una fecha cerrada y el ritmo tranquilo
necesario para la reflexión en el trabajo colectivo? Mi opinión es que sí, sólo
es cuestión de actitud. Creo profundamente en que, tanto de forma individual
como en grupo, las personas sólo avanzamos, aprendemos, crecemos, cuando
entendemos, cuando nos lo creemos y cuando disfrutamos. Y precisamente son
estas tres características las que, desde mi punto de vista, han carecido en el
proyecto de Ganemos Getafe.
El entendimiento
no se ha producido porque, en un ambiente de no escucha, no puede darse. Porque
si cada gesto, cada expresión, cada palabra y cada mirada la percibimos con
desconfianza, no puede darse. Porque si lo diferente lo consideramos un ataque,
no puede darse. Porque si no nos expresamos con sinceridad, no podemos
pretender que el resto interprete aquello que nunca expresé. El entendimiento
sólo puede darse en un ambiente de respeto y sinceridad, donde partamos del
enfoque de que lo distinto es sólo eso, distinto. Y teníamos la suerte de que
este espacio era muy rico en diversidad.
A la hora de creernos
el proyecto, la idea, la utopía, se ha priorizado por el objetivo a corto plazo
de querer llegar unas elecciones por el camino más sencillo. Y ese camino sólo
puede recorrerse quitando piedras que molesten y cogiendo la línea recta del
atajo conocido, el de siempre. Si todo el mundo no tiene la misma creencia, la
misma fe, no podemos orientar los pasos hacia la misma dirección. Entonces,
cuando vemos que alguien quiere coger un camino distinto, las voces del miedo a
lo desconocido y de quienes no quieren perder la seguridad de llevar el control
de lo que ocurre, empiezan a alzarse y a lanzar mensajes que oscurecen las
alternativas, lo diferente, que inventan fantasmas y hacen creer que únicamente
existe su camino y su verdad.
Por ello, si no
entendemos lo que ocurre y si no podemos creer que existen más posibilidades,
será imposible buscar soluciones que nos ayuden a ir superando los inconvenientes
que van surgiendo. Y nos resultará dificilísimo crear nuevos caminos, nuevas
formas, abrir la mente para seguir avanzando. Y esto nos hace caer en la
desidia y la frustración. Y se empieza a desdibujar el objetivo, la meta. Esta
situación no nos hace disfrutar. Y si no disfrutamos, no sacamos fuerzas
para seguir caminando. Y si no disfrutamos, no podemos ver si avanzamos, sólo
vemos que no llegamos.
Pero la buena
noticia, es que otro factor que nos hace aprender es el análisis del error.
Y en esta tarea es donde me encuentro, donde espero encontraros. Además de todo
lo comentado, aspectos que tienen una solución fácil aunque trabajosa, el gran
error al que hay que proponerle alternativas de superación es el del camino a
elegir. El que hemos recorrido en estos meses se ha visto cortado por un
precipicio insalvable, así que no nos queda otra que retroceder para volver a
visualizar la situación de partida. Teniendo en cuenta que esa situación ya la
observamos desde las gafas de la experiencia vivida. El retroceder nos da
también la posibilidad de recoger a quienes se han ido cayendo por el camino, a
quienes no han podido seguir el ritmo y a quienes no llegaron a empezar.
Con todas estas
personas son con las que quiero crear. Nunca me he dejado llevar por el ritmo
electoral, puesto que no considero que éste sea la solución. Por tanto, creo
que seguimos estando en un momento especial para poder crecer como sociedad.
Sigue siendo el momento de que establezcamos unas estructuras fuertes de
participación activa donde nos empoderemos de la vida social, de forma que no
sea necesario tener que entrar en el juego electoral porque el poder real esté
en nuestras manos. Y, sinceramente, creo que es posible y además creo que es
posible en un breve espacio de tiempo, porque, como dije antes, sólo es
cuestión de actitud.
Violeta
Paz
Getafe,
19 de Diciembre de 2014
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