Toda
persona mínimamente interesada en su entorno, al menos trata de saber y
conocer, a la par que preocuparse por lo que sucede en su municipio, y es que
teóricamente las políticas municipales deberían estar orientadas a cubrir las
necesidades más básicas de la ciudadanía, de los vecinos y las vecinas, de las
personas que al fin y al cabo hacen posible que haya un presupuesto que
destinar a la mejoría de Getafe con los múltiples impuestos que abonan.
A
lo largo de los años, hemos podido ir viendo como el municipalismo aplicado por
las instituciones y organismos de nuestra población, no sólo no han sido
independientes, sino que además no se han preocupado en hacer que nuestras
vidas sean más sencillas e incluso dignas.
Se
podría hablar detalladamente de los distintos periodos sufridos por nuestro
pueblo, y decimos bien, sufridos. No obstante, nos vamos a ceñir a lo que
realmente nos interesa, que son los malos usos económicos, de servicios o
incluso derechos fundamentales.
En
Getafe, se ha utilizado a la gente descaradamente como herramientas políticas y
ante todo partidistas, con los intereses que gobiernos locales y de la
comunidad de Madrid han tenido. Así ha sido en la última década, de una forma
quizás más obscena.
Se
ha podido observar como se caía en el urbanismo caníbal, explotador de recursos
sin medida alguna, absorbiendo en gran medida la economía del municipio para
vivienda, olvidando que es un derecho y no algo con lo que lucrarse, problema
que se ha hecho más visible durante la crisis y gracias a colectivos que han
luchado por las personas como LA PAH de Getafe.
Vivimos,
por otro lado, la reciente inauguración de un centro de salud en el barrio de
Las Margaritas, centro utilizado claramente como instrumento partidista que
estuvo bloqueado durante años por intereses del gobierno de Esperanza Aguirre
(dejando a los vecinos con unos simples barracones), y construido cuando el
gobierno municipal era de su mismo partido.
Así
mismo, tenemos que recordar la vergonzosa gestión de los recursos económicos
para deportes y la potenciación de los mismos en Getafe, que durante mucho
tiempo sirvió para financiar al club de futbol de primera división (práctica
iniciada durante el gobierno de Pedro Castro), dejando desamparada a la
población del municipio, sin mejora de instalaciones ni facilitando el acceso
de sus jóvenes habitantes a las actividades deportivas.
Y
qué decir de la educación, que en consonancia con la línea diseñada en la
comunidad de Madrid o incluso a nivel estatal (con gobiernos de PP y de PSOE),
aquí sólo se ha hecho que incentivar la privatización de centros o de la
gestión de los mismos, por supuesto imposibilitando el acceso a una educación
pública y gratuita, en beneficio de la educación privada que en muchos casos es
gestionada por la iglesia y sus condicionadas formulas educativas.
Por
último, aunque podríamos mencionar más casos, queremos reseñar el descarado
interés político, en varias legislaturas, por la decoración del municipio.
Hemos sido testigos de cómo se gastaban cientos de miles de euros en poner
bonita la población, haciendo gastos muy exagerados como las plantaciones
masivas de arboles demasiado pequeños y de dudosa procedencia empresarial
(gobiernos de Pedro Castro), así como los casos recientes y famosos del jardín
vertical o las accidentales instalaciones de paraguas y cometas (administración
de Juan Soler). Decoración que normalmente ha perseguido el rédito electoral,
centrándose en las zonas más céntricas de Getafe olvidando los barrios
periféricos.
Ante
esta innegable gestión partidista de los recursos municipales, la duda como
ciudadanos de Getafe está en el tipo de política que queremos, como deseamos
que se desarrollen las funciones institucionales o incluso si queremos para
algo a las instituciones que buscan un beneficio partidista o no.
En
caso de no querer seguir dejando que se lucren a nuestra costa, debemos poner
sobre la mesa las alternativas existentes, y cuáles son los métodos de
municipalismo que podemos contemplar.
Existen
múltiples alternativas al municipalismo partidista o centralizado en el que vivimos y se niega la voz a la gente,
entre las que podemos destacar las siguientes:
- Quizás
una opción rompedora y que en un estado diseñado hacia el centralismo tiene
cabida, es el municipalismo vecinal, el de la gente, participativo y activo,
que en algunas ocasiones de la historia se ha denominado como Municipalismo Libertario.
Este
tipo de municipalismo, centra su potencial en las instituciones vecinales, en
la participación de la gente para la toma de decisiones y gestión de los
medios, instituciones que, mediante las asambleas vecinales, se ven en la
obligación de dar voz a las personas y no a organismos u organizaciones con
intereses lucrativos.
Funciona
mediante la horizontalidad, es decir, la igualdad entre todas las personas, sin
mandatarios directos ni electos, facilita la creación de un contrapoder frente
al centralismo estatal o de las comunidades autónomas, que además se podría ver
reforzado por la federación de municipios que se sirvieran de estos métodos
políticos.
-
Otra de las formulas, que ya está en práctica entre pequeños grupos de
ciudadanía, pero que no ha logrado calar institucionalmente, es el localismo.
Este sistema de política municipal, se centra en teorías del comercio local y
su potenciación con el objetivo de fomentar el crecimiento de empleo interno,
limitando el control que desde las autonomías o los estados, se tiene sobre la
economía entorno a las necesidades de consumo de las poblaciones.
Para
hacerlo entendible, en Getafe sería cuestión de fomentar la creación de
comercio local, con la adquisición de productos y fábricas que dieran cobertura
a las necesidades de sus habitantes. Este método evita que el municipio esté
sujeto a las formulas de comercio de la Comunidad de Madrid y del estado
español, generando empleo local y ante todo una independencia económica, muy
centrada en el cooperativismo vecinal como sistema de compra y venta, y
rompiendo con la red capitalista que obliga a otras cuestiones sociales
mediante el comercio.
La
historia ya está escrita, el futuro está por construir.
-Carlos, anarcosindicalista.
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