Andrés Ruggeri: “La autogestión es un sistema viable y posible”

Andrés Ruggeri miembro del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas Argentina, además de profesor de Antropología Social de la Universidad de Buenos Aires y director del programa universitario Facultad Abierta surgido al calor de las luchas sociales en Argentina para potenciar los lazos entre la universidad y los movimientos sociales.


Getafe Vecinal (GV): ¿Qué es y cómo surge el movimiento de fábricas recuperadas en Argentina?
Andrés Ruggeri (AR): El fenómeno de las fábricas recuperadas comienza antes de la crisis de 2001. Una empresa recuperada es una empresa que existía previamente como una empresa de gestión capitalista y, que tras un proceso quiebra y cierre de la empresa, los trabajadores la abren y auto-gestionan. En Argentina, el proceso actual de empresas recuperadas empieza en los años 90. El neoliberalismo brutal provoca un proceso de desindustrialización del país que genera una enorme cantidad de desocupados y que provoca el surgimiento de toda una red de movimientos sociales de resistencia. Estos movimientos, en un primer momento, protestan tras haberse quedado sin trabajo, son los conocidos “piqueteros”, los movimientos de desocupados. Más adelante, a mediados de la década de los 90, empiezan a aparecer algunos casos en los que los trabajadores resisten el cierre de su fuente de trabajo.

La crisis de 2001 genera una gran difusión y expansión del movimiento debido a los numerosos cierres de empresas de todo tipo en un lapso muy corto de tiempo. Además, la gran movilización social existente va generando que, estas experiencias de recuperación de fábricas, se vaya extendiendo hasta conformarse como movimiento, el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas. En este proceso fueron muy importantes tanto el movimiento piquetero como las asambleas barriales.

GV: ¿Cuál es el proceso que sigue una empresa recuperada desde el momento en el que los trabajadores deciden ocupar y producir?

Resistencia y apoyo social tras recuperar la fábrica de Zanon
AR: Existe una ley de quiebras. La ley de Quiebras regula el proceso de finalización de una empresa en el capitalismo. En el caso argentino, esta ley está hecha para beneficiar al empresario, de tal manera que facilita el proceso de quiebra de manera artificial perjudicando, enormemente, a los trabajadores. En esas quiebras son favorecidos los bancos que tienen prioridad de cobro sobre las deudas que la empresa mantiene con los trabajadores a los que se les deben indemnizaciones, salarios atrasados… Por este motivo, los trabajadores, a partir del año 2000 y 2001 comenzaron a hacer presión sobre los políticos para que se utilice otra herramienta, que existe en Argentina, que es la Ley de Expropiación. Esta ley dice que el Estado puede expropiar un bien como utilidad pública pagando una indemnización. Esa ley que se usa para todo menos para beneficiar a la sociedad. Sin embargo, gracias  a la lucha social, las empresas recuperadas logran usarla a su favor: consiguiendo que el Estado declare esa fábrica como utilidad pública y se la ceda a la cooperativa de trabajadores. Pero esta ley tiene varios problemas y es que, generalmente, son expropiaciones temporales, implican que los diputados la aprueban y el Estado tiene que pagar por la fábrica, cosa que no hace, entrando en un limbo jurídico que, por el momento beneficia a los trabajadores porque lo que hace esta ley es detener el proceso de la quiebra que llevaría, irremisiblemente, a la desmantelación de la fábrica.

Sin embargo, con el gobierno de Kirchner hace tres años, la ley de Quiebras ha sido reformada para favorecer a las cooperativas de trabajadores. Esta reforma consiste en la posibilidad de canjear las deudas del empresario con los trabajadores por la propiedad de la fábrica.
 
GV: Haciendo un paralelismo entre el estallido de 2001 en Argentina y su “que se vayan todos” y la emergencia del 15M en España y su “no nos representan” que supuso la quiebra de la representatividad política y la emergencia de nuevas formas de subjetividad política ¿cómo impacta este desborde en el sindicalismo tradicional? ¿Cómo afecta esto en la aparición de las empresas recuperadas?
AR: Este desborde del sindicalismo tradicional juega un papel importante pero no como consecuencia del estallido y la crisis de 2001. En primer lugar la tradición sindical argentina es muy diferente a la de España en el sentido de que no existen dos sindicatos mayoritarios sino  que solo existe una sola central sindical, la CGT. Y hay reconocido un solo sindicato por rama de actividad. Entonces, históricamente, desde el surgimiento del peronismo, todas las disputas fueron al interior de los sindicatos; pequeñas tendencias luchando por el control de los sindicatos. Y eso ha llevado al surgimiento de un sindicalismo muy burocratizado y casi mafioso. A los sindicatos-mafia no les interesa defender a los trabajadores cuando cierran una fábrica porque esos trabajadores como dejan de ser asalariados no pagan la cuota sindical. Y los sindicalistas más honestos no se han sabido adaptar al nuevo papel en una fábrica recuperada porque ¿Cuál es el sentido del sindicato en una empresa autogestionada? ¿Contra qué y contra quien defiende a los trabajadores? ¿Con qué empresario negocia? Ese es el problema con los sindicatos y las empresas recuperadas. Ha habido enfrentamiento con los sindicatos. Hay sindicatos que enviaron bandas armadas a desalojar la fábrica. Hay sindicatos que actuaron de brazo armado de los empresarios. Todo eso ha llevado a un desprestigio enorme entre los trabajadores autogestionados.

Asamblea de trabajadores en una fábrica recuperada y bajo control obrero (Argentina)

GV: Si no tienen el apoyo de los sindicatos ¿Cuál es el apoyo que tienen las empresas recuperadas?
AR: Tras la crisis económica y el estallido de 2001 los apoyos más importantes fueron los movimientos sociales que habían surgido en esa época: asambleas barriales, piqueteros y movimientos sociales, entre otros los vinculados a los sectores universitarios y otras empresas recuperadas y, en los últimos años, algunos sindicatos o sectores sindicales como el metalúrgico, los gráficos… El apoyo es bastante heterogéneo pero tiene mucha legitimidad social.

GV: ¿Cómo es la organización interna de las empresas recuperadas? ¿Y la toma de decisiones?
AR: Respecto de la organización interna existe una gran heterogeneidad debido a la enorme diversidad del movimiento pero, en general, hay una preponderancia de la asamblea como organismo soberano de decisión. Esto no significa que todo el tiempo están en asamblea. Existe una división del trabajo como forma de organizar el trabajo. Las asambleas tienen la función de dar y marcar las directrices más estratégicas y las decisiones más importantes y, después, hay un consejo elegido por la propia asamblea que es el que toma las decisiones del día a día pero siempre supeditado al mandato de la asamblea.

En relación con las cooperativas “tradicionales” las empresas recuperadas tienen un nivel de asamblearismo muy alto con asambleas semanales.

GV: ¿Cómo empieza a producir una empresa recuperada y que apoyo recibe para volver a situarse en el mercado?
Apoyo social a los obreros de Zanon
AR: Es muy difícil por las inversiones que hay realizar para poner a producir una fábrica que estuvo meses e, incluso, años parada. Estos problemas son bastante graves y depende del tamaño y del tipo de fábrica, esa inversión es cara. Por este motivo, el inicio de la producción descansa sobre el propio trabajo. Se trabaja lo que hay que trabajar hasta que empiecen a ingresar algún tipo de dinero, siempre que se puedan reconstruir las redes de proveedores que existían anteriormente.

Existen diferentes mecanismos. En primer lugar, la explotación del propio trabajo. En segundo lugar el apoyo de otras empresas recuperadas que colaborar aportando algún tipo de capital para ayudar a comprar los insumos. También, desde el año 2003 empiezan a existir una serie subsidios del gobierno Kirchner, que son bastante útiles para ese primer momento y que ayudan bastante.   

GV: En Grecia, con la irrupción de la crisis, se está desarrollando proyectos de autogestión de fábricas, centros de salud, etc. ¿Qué posibilidades existen de que este fenómeno de autogestión obrera se extienda por el sur de Europa?
AR: Las fábricas recuperadas es un fenómeno que, en Europa, ya existe. Sin embargo, las condiciones son distintas tanto por la fortaleza de las instituciones europeas respecto de las argentinas, como por la capacidad represiva del Estado. En Argentina la crisis fue tan grande que facilitó el proceso.

Es el propio capitalismo el que, en esta etapa neoliberal, está generando estos procesos que impulsan a la gente a la autogestión. Sin embargo, el problema que yo veo aquí, para la constitución de empresas recuperadas es que, por suerte, el seguro de desempleo hace que la gente pueda vivir un tiempo sin trabajar. Esto, por un lado, disuelve la posibilidad de recuperar una fábrica porque no lo ven como algo tan necesario y urgente. Dicen, “bueno, más adelante vemos qué hacemos”.

GV: La autogestión, ¿se puede convertir en alternativa contrahegemónica al modo de producción capitalista?
AR: La autogestión en un sistema de producción capitalista es donde menos sentido tiene porque está sujeto a muchos condicionamientos que conspiran contra ella. El mercado, el Estado, la falta de legislación… un montón de cosas que hace que sea difícil un proceso de autogestión en el capitalismo. Para lo que nos sirve, es para pensar en cómo superar el capitalismo y construir una alternativa. Me parece que la cuestión pasa por ahí y no en pensar que la autogestión generalizada en el futuro sea como las fábricas recuperadas.

GV: La autogestión, ¿se puede convertir en alternativa contrahegemónica al modo de producción capitalista?
AR: La autogestión en un sistema de producción capitalista es donde menos sentido tiene porque está sujeto a muchos condicionamientos que conspiran contra ella. El mercado, el Estado, la falta de legislación… un montón de cosas que hace que sea difícil un proceso de autogestión en el capitalismo. Para lo que nos sirve, es para pensar en cómo superar el capitalismo y construir una alternativa. Me parece que la cuestión pasa por ahí y no en pensar que la autogestión generalizada en el futuro sea como las fábricas recuperadas. En este contexto, las fábricas recuperadas nos enseñan algunas cosas. Una de las enseñanzas es el error de la izquierda que, desde hace 50-60 años, había descartado la autogestión como la vía para superar el capitalismo, centrándose en la toma del poder del Estado como único camino posible y en la planificación centralizada del modelo soviético como forma de producción.

GV: ¿Cuáles son las mayores potencialidades de las empresas recuperadas?
AR: En primer lugar, las empresas recuperadas nos permiten cambiar la concepción de lo que es una empresa. Por otro lado, la potencialidad principal es demostrar que la autogestión es un sistema viable y posible. La otra son las enseñanzas que da para pensar una forma económica no capitalista basada en la solidaridad y la gestión directa de los trabajadores.



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